Cuando era niño los días de espera para que fuera Navidad se hacían interminables. La expectativa de ver los regalos acumularse, el suspenso de ignorar qué había dentro de los paquetes, la familia que se reunía para abrir regalos y pasar un buen rato...
Ahora todo es distinto. El 24 es simplemente un día más. ¿Mañana? Quién lo diría, porque no siento nada distinto al resto de días. Mis abuelos hace rato murieron, la familia se dispersó, las tradiciones cambiaron, los regalos ya no son sorpresas porque con gustos tan raros, es difícil que acierten a dar en el blanco conmigo.
En fin, nada será diferente mañana en la noche. Tendré zapatos nuevos, claro, y quién sabe, alguna bobada que mis padres se inventen, pero no mucho más. No me importa mucho tampoco. No soy de los que odia la navidad, pero tampoco le veo demasiada gracia.
Tal vez debería pasármela viendo un maratón de pelis raras, pero cuántos me lo patrocinarían...
martes, 23 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
yo tenia planeado pasar la navidad leyendome la poetica pero afortunadamente una amiga me invito a pasar la navidad con su familia. son judios, asi que pasare una navidad judia comiendo kosher y quiza hasta cantando el hava naguila.
sera una de las navidades mas interesantes de mi vida.
Lo único que que no ha cambiado de la navidad es que alguien me regale unas medias.
Ya no es lo mismo.
Creo que a mí también me esperan unos calcetines esta vez...
Oye, sí eres imposible de encontrar...
Me pasa exactamente lo mismo, no aborrezco las fiestas pero no me vuelven loco, podria pasar tranquilamente de ellas pero ahi estan...
therealfunkydog.blogspot.com
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