jueves, 30 de octubre de 2008

Recuerdos en los bolsillos

Esta mañana cuando me vestía, encontré una servilleta usada en uno de los bolsillos del pantalón. Lo primero que hice fue echar cabeza a ver de dónde era, y recordé que fue de la semana pasada, justo hace siete días, cuando fui con una amiga a comer algo luego de comprar ropa. Ella pidió un pie de manzana, y yo un cheesecake de mora. Lo recuerdo bien porque ese día empezaba mi resfriado, y estaba un poco mocoso, así que tuve que usar la servilleta para evitar que esa molesta gotita que se resguardaba en mi nariz, se escurriera. Eso me lleva también a los días en los que vivía en España, cuando el invierno comenzaba a hacerse sentir, e inevitablemente, uno tras otro en el salón del colegio, íbamos cayendo víctimas de los mocos y los estornudos. Y si te pillaba un día en el que no habías llevado kleenex en la mochila, la cosa iba mal, porque sólo tenías tus manos para secarte.

Otras veces encuentro entradas de cine en las chaquetas, incluso con meses de separación entre el evento y el presente. Eso me hace un poco consciente del paso del tiempo, de lo extraño que es todo a veces, porque normalmente estamos tan metidos en los quehaceres diarios, que se nos pasa la vida sin darnos cuenta. Y eso sirve de recordatorio para poner algo más de atención.

Me gusta encontrar cosas en los bolsillos de la ropa. Me hace recordar cuándo fue la última vez que me puse eso mismo. Es como volver un poquito material un recuerdo que normalmente es intangible. Y eso hace que se vuelva un poco más especial. Ya no es uno más entre todos los pensamientos, sino que, por algún motivo, ha vuelto, más fuerte.

No es que sea un gran acontecimiento, pero sí alegra un poco el día.

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