Me gusta recibir correo. Cualquier cosa. Bueno, tampoco tanto, porque no me gustan esos catálogos todos play de los centros comerciales. Nunca encuentro nada ahí para mí. Pero hasta los folletos de los supermercados, sobre todo si vienen con recetas de cocina, me gustan.
Cuando era adolescente, me suscribía a cualquier clase de catálogo. Libros, música, películas... Había uno bastante peculiar, antes de la época de internet en su apogeo, que tenía un servicio al que llamabas y podías oír los discos antes de comprarlos por teléfono. Claro, había que pagar por ello, así que sólo llamé cuando ya nos cambiábamos de casa, y les dejé las cuentas a los nuevos inquilinos.
Pero lo que más me gusta, es recibir paquetes.
Me gusta mucho pedir libros por internet, a Amazon, por lo general. Primero, el catálogo es mucho más extenso que el de cualquier librería colombiana, al menos en los temas de mi interés. Y segundo, sale más barato pedir eso que tanto me gusta al exterior que comprarlo en Colombia, si es que por casualidad me encuentro con algo de ello. ¿Un libro de Neil gaiman y Dave McKean por 92.000 pesos hace cuatro años en una feria del libro? Yo lo compré por 7 dólares en Amazon, y me trajo un CD con el mismo cuento leído por el propio Gaiman.
Por lo general cuando esos paquetes me llegan, la espera se convierte en parte del ritual que disfruto. No abrirlos de una, sino saborear la sorpresa, aunque ya sé de entrada qué es lo que hay dentro. Luego no me avalanzo sobre el contenido, sino que miro las facturas, la publicidad... Y estallo las burbujitas protectoras que a veces vienen dentro. A veces la publicidad que ponen dentro de la caja es bastante interesante: recuerdo un par de separalibros con motivos de libros pulp, muy bonito. En los últimos paquetes sólo llegaron ofertas de ropa y una bolsa para enviar celulares viejos a las tropas americanas en Irak.
Hoy me llegaron un par de libros muy, muy bonitos. Y eso me tiene muy contento. Y además, un DVD con cómics y pelis que un amigo me envió. Así que como ven, por estas y otras razones, hoy es un buen día.
Y aunque no viene a cuento, aquí va una canción de Luna, un tema precioso, Lovedust, que no transmite sino felicidad y tiene una letra increíble, de su disco Romantica.
jueves, 20 de noviembre de 2008
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