martes, 2 de diciembre de 2008

Goodbye my old friends

Cuando tenía 13 años me pusieron mi primer par de gafas. Si veo ahora las fotos me pregunto cómo pude aceptar unas tan grandes. Creo que no eran apropiadas para el tamaño de la cara de un niño. Luego tuve unas de metal, delgadas. Luego unas redondas, estilo John Lennon, pero como además de miopía tengo astigmatismo, los lentes se giraban con frecuencia y poco a poco iba viendo peor. Luego tuve unas de pasta, muy parecidas a las que tengo ahora. Finalmente las que tengo ahora, que debí haber cambiado hace más de un año. Y seguramente se me quedan algunas olvidadas.

Han sido casi veinte años de ver el mundo a través de unos lentes. La miopía fue creciendo, los lentes se hicieron más gruesos. Como siempre me ha gustado leer mucho, llegué a asociar a la gente que usa gafas con gente parecida a mí, con gustos similares. Por eso me atraen tanto las niñas con gafas, aunque la relación ya no esté clara. Ahora simplemente me parecen atractivas así.

Siempre quise hacer una serie de fotografías titulada "Cómo veo el mundo", y sería simplemente una serie de fotos, sin importar qué, desenfocadas, para que la gente viera como veo. Nunca lo hice. Y supongo que en unos días sólo será un concepto más. Porque con un simple corte de córnea, y unos segundos de un láser, mis ojos quedarán moldeados para ver de otra forma.

Las echaré de menos. Siempre quise tener una colección de gafas, una para cada día de la semana. Pero han llegado a ser un dolor de cabeza, literalmente. Han cambiado mi manera de ser, por extraño que parezca. Y ya es hora de ser otro, de no vivir con sueño, y con los ojos entrecerrados para enfocar correctamente.

En verdad con las gafas se irá una pequeña parte de mí. Pero así es la vida. Cada día cambiamos un poco. Y algunos días un poco más.

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